Años de prosperidad

Recientemente se ha publicado en España la novela de Chan Koonchung Años de prosperidad, siendo recogida la noticia con notable interés por varios medios de comunicación tales como La Vanguardia, El Mundo o El Periódico, al igual que aconteció previamente con varias publicaciones de la prensa anglosajona entre las que destacan The Guardian, New Yorker y The Independent

Años de prosperidad se desarrolla en China, en el año 2013, y se articula a partir de la investigación que emprende un escritor taiwanés que vive en Beijing, conjuntamente con dos viejos amigos, con el objetivo de averiguar qué ha sucedido para que la población no pueda recordar los hechos sucedidos durante un mes entero. Un mes que justamente corresponde con el período de transición entre la plena irrupción de la crisis internacional y el anuncio del crecimiento y de la prosperidad en China. Chen y sus dos colegas no están bajo los efectos de tal “amnesia colectiva”, ni tampoco están impregnados por el optimismo de una población plenamente satisfecha y feliz, por ello inician su particular pesquisa.


La alienación, la censura, la manipulación ejercida desde el poder, a la vez que las distintas manifestaciones y concreciones de las políticas del miedo, son esenciales en el desarrollo de la novela. Unas temáticas que nos remiten directamente a obras como El mundo feliz de Aldous Huxley, 1984 de George Orwell y la película Fahrenheit 451 dirigida por François Truffaut.

La consciencia o la alienación, el sueño o la vigilia. Chan Koonchung, en Años de prosperidad, continuamente recurre a la reflexión de Lu Xun sobre la dicotomía entre un buen infierno o un mal paraíso. Es decir, entre la consciencia de vivir en un infierno y anhelar transformarlo o bien en la complacencia de una felicidad ilusoria, falsa. 

En esta obra puede verse claramente cómo la creación deviene un instrumento para analizar, interpretar y reflexionar acerca de una realidad económica, política y social tan global como local. Chan Koonchung explica que su novela fue concebida en un marco en que contrastaba la euforia provocada por los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, con la crisis económica, la recesión y el decrecimiento global.

Dentro de tales parámetros es especialmente sugerente la imagen de la cubierta del libro (que aparece en la edición catalana y española) que corresponde a la serie Ángeles de Cui Xiuwen. La artista, curiosamente, en dicha obra no nos brinda la masa felizmente alienada y anestesiada que se describe en la novela, ni a la minoría de disidentes que buscan una razón que explique esta sospechosa autosatisfacción y amnesia colectiva. Sus jóvenes clonadas transitan por la ciudad antigua como sonámbulas, con los ojos cerrados, pero sin embargo muestran su piel magullada, lastimada, compartiendo así su dolor, su malestar. Esta imagen revela la tensión, la inquietud que se sostiene a lo largo de la historia narrada por Chan Koonchung.

La creación puede convertirse en un barómetro para explorar la sociedad y, precisamente, esta capacidad de análisis es lo que nos brinda Años de prosperidad. La obra fue publicada inicialmente en Taiwan y Hong Kong (2009), siendo leída en China continental al ser colgada en la red por particulares, y posteriormente traducida y avalada por las buenas críticas a nivel internacional. Es especialmente ilustrativo cómo en las estrategias publicitarias de la obra se remarca la siguiente sentencia “La novela que, en China, todo el mundo lee en secreto”, rentabilizando así la atracción hacia lo subversivo. También es interesante apuntar que en la prensa se hacen frecuentes referencias –durante las entrevistas con el autor– a la situación varios creadores disidentes como Ai Weiwei y el premio nobel de la paz Liu Xiaboo. 

Al margen del marketing publicitario hay que destacar que Chan Koonchung conecta con un público transnacional al retratar magníficamente las contradicciones y miserias sobre las que se construye la expansión económica y la prosperidad material, engarzándolas con el período de recesión mundial. Unas realidades más que vigentes en la actualidad española. Años de prosperidad y Ángel nº 3 de Cui Xiuwen nos remiten y recuerdan la ineludible dicotomía entre un buen infierno o un mal paraíso. Un tema que increpa directamente al lector. Desde su publicación, en 2009, el escenario global continúa en plena transformación, han surgido nuevas fisuras y grietas, los “malos paraísos” se están desmoronando y la ciudadanía –respondiendo a las constantes embestidas– va abriendo los ojos, tomando la palabra y pasando a la acción.

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